viernes, 20 de junio de 2014

Esta también es Mi Generación
2011/2014

Mi primer día en el Colegio del Pilar como profesor fue un gran día, un gran paso en mi vida, tengo hasta el día de hoy ya un poco más de dos años, he crecido junto con ellos, con mis alumnos que ahora  están en tercero. El día que ellos llegaron a primero yo ingresé como profesor, por eso está también esta es mi generación. Mi primera clase fue con el grupo 101. Ahora que empiezo a redactar este texto estoy en el mismo salón en que ese lunes se encontraba ese grupo, el 101. Nombrar uno por uno de mis alumnos de entonces podría hacerlo, pero ellos saben quienes son y saben también que ese día nos encontramos frente a frente sin saber nada ellos de mí ni yo de ellos. No sabía que estaba a punto de conocer  un grupo de personas excelentes que llenan mis días de alegrías y retos. Tenía muchas expectativas porque escuché antes muchas cosas buenas de ellos; porque era mi primer día como profesor de secundaria (siempre había estado en grados superiores); porque se dice que la secundaria es el periodo más difícil en los chavos y que es muy difícil darles clase. En fin, mis retos, mis expectativas, mis dudas empezaban a disolverse ese lunes 6 de agosto de 2011. Para ser honesto lo primero que vi fueron las caritas de una veintena de niños un tanto asustados; y como siempre lo hago me presenté como un profesor exigente, porque en el fondo creo que lo soy, pero al mismo tiempo que ama su labor, que disfruta de la literatura y que todos los días entrega lo que tiene a sus alumnos.

Hoy ese día parece lejano, mi vida ha cambiado mucho desde que estoy con ellos. Si un día dudé sobre que amaba dar clases ellos me lo confirmaron, yo les debo muchas cosas, pero entre ellas, una de las más importantes es esa: me recordaron lo bello que es enseñar, compartir, guiar, corregir. Despertaron de nuevo en mí un sentimiento que flaqueaba por experiencias previas, en las que veía a la juventud desalentada, indiferente al mundo, sin ambiciones personales, sólo económicas, con relaciones superficiales y sin gusto por los placeres sencillos y naturales como la amistad, la risa y la familia. Este tipo de cosas uno nunca acaba de agradecerlas. Decía que mi vida ha cambiado mucho: en ese entonces era un aventurero que se tiraba del paracaídas y se perdía en excursiones en la sierra, o un buen día decía: "me voy a la playa" y me iba, así nada más , porque podía hacerlo. Hoy tengo a Nino, mi bebé que tanto amo, él lo ha cambiado todo, y esta generación me acompañó en su espera y me dio un montón de regalos hermosos para él. Eso tampoco voy a olvidarlo nunca y tampoco acabaré de agradecerlo.

Al principio hablé del grupo 101, pero no porque el 102 fuera menos significativo. Fue retóricamente porque con ellos tuve mi primera clase, pero quise referirme a ellos como generación, como un grupo de jóvenes que son personas buenas, que aman y disfrutan de la vida. Tengo muchas cosas más que agradecerles y quiero hacerles saber que siempre voy a recordarlos con alegría.

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