viernes, 31 de mayo de 2013

Cuando un estudiante me dice:

Cuando un estudiante me dice: "esa basura no es mía" quisiera darle una larguísima explicación para hacerlo reflexionar. La basura es de todos y el hecho de que no hayamos causado un mal no nos impide que podamos solucionarlo. Si cada persona se ocupara de solucionar sus problemas y ayudar a los demás en los suyos viviríamos en un mundo mejor, de eso estoy convencido. Cuando se trata de mi casa o mi salón de clases debería pensar en que es el lugar que cohabito; y que en tanto más agradable sea éste, mejor me sentiré. 

Hay algunas otras reflexiones sencillitas por hacer, por ejemplo: somos responsables del mundo que dejaremos para las futuras generaciones? ya no será nuestra la basura que habrá en unas décadas? Podemos hacer algo para mejorar la situación de nuestros nietos? Y si podemos porqué no lo hacemos? Muchos de los problemas que hoy tenemos eran evitables; es simplemente que en el pasado hubo quienes prefirieron decir: "esa basura no es mía" en vez de levantarla. Si les parece que levantar o no un papel es cualquier cosa, piensen que son millones de personas las que lo hacen. Y que además si no podemos realizar pequeñas buenas acciones, mucho menos grandes proezas.

miércoles, 29 de mayo de 2013

Y todo sigue igual?

No. Ya nada será igual; las tecnologías de la información y comunicación han cambiado no sólo la manera en que estudiamos; sino en definitiva, la forma en que vivimos. Y no se trata de ser apocalíptico y decir que estas cosas son del diablo y que el futuro que nos espera es terrible y desastroso. Los objetos en sí no pueden ser buenos ni malos, porque no tienen voluntad. Somos nosotros: quienes hace la uso de los objetos quienes cargamos de significación a los objetos. De nosotros depende que las tecnologías se constituyan en una ventaja de acceso ilimitado a la información más novedosa y verídica; o se conviertan en un lastre que obstaculice el aprendizaje. Evitar el uso de las TICs es una fuga de la realidad; el mundo virtual invade nuestras vidas y es mejor  aprovechar sus ventajas que lamentar desde lejos las desgracias que ha ocasionado.